La OMS define las caídas como: “consecuencia de cualquier acontecimiento que precipite al paciente al suelo en contra de su voluntad”.
Es importante detectar y prevenir las caídas en el adulto mayor, ya que estas pueden tener graves consecuencias a un nivel de la morbilidad. Se estima que uno de cada tres adultos mayores sufre una o más caídas al año. Estadísticas arrojan que cerca de un tercio de las personas de 65 y más años sufren una o más caídas cada año. A medida que aumenta la edad aumentan las caídas.
Estudios realizados en la comunidad muestran que la incidencia anual de caídas se incrementa conforme a la edad: entre los adultos mayores jóvenes (65 – 70 años) la prevalencia es del 25% y llega al 35 – 45% en edades más avanzada (80 – 85 años).
La persona mayor que se cae una vez, tiene mayor riesgo de volver a caerse en los próximos meses. Una caída puede ser el primer indicio de una enfermedad no detectada. La caída puede ser la manifestación de fragilidad en el Adulto Mayor, y además ser un predictor de muerte.
Cambios asociados al envejecimiento predisponen a las caídas
Todo lo que altere la marcha y equilibrio contribuye a favorecer las caídas.
· Disminución de agudeza visual y alteración de la acomodación.
· Reducción de la circulación sanguínea y de la conducción nerviosa del oído interno.
· Disminución de la sensibilidad propioceptiva.
· Enlentecimiento de los reflejos.
· Sarcopenia, atrofia muscular.
· Atrofia de partes blandas (ligamentos, tendones, capsula articular, meniscos).
· Degeneración de estructuras articulares (artrosis).
¿Quiénes presentan mayor riesgo de caer?
Según los estudios realizados a nivel nacional, podemos definir el perfil de los adultos mayores que caen frecuentemente de la siguiente manera:
Personas del sexo femenino.
Mayores de 75 años.
Aquellas personas con mayor dependencia para las actividades de la vida diaria (AVD).
Quienes toman más de 3 medicamentos (hipotensores, hipoglicemiantes y psicofármacos) al día, asociado a presencia de patologías.
Las personas que presentaban alteraciones visuales y auditivas.
Personas portadoras de enfermedades crónicas, neurológicas, osteoarticulares y musculares.
Aquellos que realizan actividades de riesgo.
Personas que se exponen a barreras arquitectónicas.
Aquellos con antecedentes previos de caídas (el 75% podría sufrir una nueva caída en los siguientes seis meses).
¿Cuándo detectar el riesgo de caída en los adultos mayores?
En el Examen Anual de Medicina Preventiva del Adulto Mayor (EMPAM) se evalúa el riesgo de caída.
Recomendaciones
Reducir el riesgo de caídas donde el 75% de las caídas suceden en el hogar. Con algunos cambios, puede reducir el riesgo de caer en su casa.
Iluminación: Asegúrese de tener buena iluminación en casa. Utilice luces de noche o lámparas en su dormitorio, pasillo y baño.
Alfombras: Asegúrese de que las alfombras estén fijas en el suelo o use aquéllas que tienen una cara inferior antideslizante. Clave o fije los extremos sueltos.
Cables eléctricos: Saque los cables eléctricos que están en el suelo para que no estorben en las áreas donde se camina.
Baño: Coloque pasamanos en el baño para usar la tina, ducha e inodoro. Mantenga paredes y suelo libres de humedad.
Calzado: Use zapatos con suelas resistentes, antideslizante y que no se resbalen fácilmente. Evite el uso de pantuflas sueltas.
También es importante aprender a caer y a levantarse, ya que la permanencia en el suelo tras la caída durante tiempo prolongado es un factor de mal pronóstico que se ha asociado con graves complicaciones: hipotermia, deshidratación, rabdomiolisis, infecciones respiratorias y urinarias, úlceras por presión, etc.
Es importante, por tanto, el entrenamiento para que el adulto mayor caído pueda levantarse por sí mismo y sin ayuda. La persona mayor debe conocer los movimientos y entrenarse en la técnica de levantarse del suelo.
Tranquilícese y concéntrese en rodar, gire la cabeza en la dirección que va a rodar y aproxime el brazo y la rodilla juntos.
Apóyese sobre los brazos hasta colocarse a cuatro patas y gatee hasta la silla más estable y cercana o hasta la taza del baño.
Coloque las manos sobre la silla, luego levante una pierna (la más fuerte). Si está agotado, puede descansar en esta posición.
Tome impulso sobre la pierna y sobre las manos, tirando sobre sí mismo, para sentarse en la silla.
También es importante tener en cuenta el calzado y caídas, algunas recomendaciones que son de gran importancia para un adulto mayor es la siguiente:
Use zapatos firme con interiores resistentes.
Use zapatos cómodos “para caminar”.
Compre zapatos al final del día cuando sus pies pueden estar hinchados. Elija calzado tipo “botín” si es posible.
Camine lo menos posible descalzo.
Evite los zapatos con suelas blandas. Los zapatos con suelas e interiores blandos como las zapatillas pueden hacer que el pie pierda estabilidad y tal vez no favorezcan el buen equilibrio.
Evite las zapatillas de descanso, especialmente el calzado “tipo sandalia” o aquéllas sin refuerzo en los talones.
Evite los tacos altos (más de 3,5 a 4 centímetros).
Es de gran importancia poder ampliar más la información para poder prevenir a adultos mayores de caídas y estás den por consecuencia lesiones que puedan afectar la independencia durante el desarrollo de las actividades de la vida diaria.
Referencia Bibliográfica
Guía Clínica de Caídas del Adulto Mayor. Ministerio de Salud, Junio 2010.
Molina Y. Caídas en el adulto mayor. Compendio de geriatría clínica. Disponible en: www.labomed.cl/ caídas, Octubre 2003.
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De-Santillana H, Alvarado M, Medina B, Gómez O, Cortés G. Caídas en el adulto mayor. Factores intrínsecos y extrínsecos. Rev Med IMSS 2002;40(6):489-493.
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