Ingrid Betzabe Mota Heras
Desde que nacemos necesitamos tener contacto con nosotros mismos, con el mundo que nos rodea y semejantes, “el contacto humano es algo con lo cual no podemos vivir”.
Cuando una persona sufre un accidente o padece alguna enfermedad esto provoca daños en la imagen corporal y la vida cambia drásticamente.
Desde que se nace se aprende que la discapacidad y la imagen corporal dañada no cumplen con los estándares de belleza impuestos por la sociedad siendo la discapacidad sinónimo de fealdad, defecto, enfermedad, inutilidad, etc. Esto equivale a que una persona con discapacidad se convierta en una carga para la sociedad la familia o su pareja.
La persona con discapacidad presentará dificultad para realizar sus actividades de la vida diaria al no poder realizarlas de una forma automática o semiautomática presentando limitación en ciertos movimientos, por lo que no solo es que no pueda mover los brazos o las piernas, en realidad significa el no poder abotonarse una camisa, no poder abrocharse los zapatos, no poder subir cierres, etc, estas son actividades que parecen demasiado simples pero para una persona con discapacidad son actividades con demasiada dificultad y que además resultan indispensables para poder llevar acabo su actividad sexual, al tener que vestirse y desvestirse para realizar el acto. Siendo entonces, el terapeuta ocupacional quien debe enseñar cómo realizarlo para incrementar la autonomía de la persona y hacerla consciente sobre el derecho que tiene para tomar sus decisiones, acciones y cuál es su responsabilidad.
Existen diversos mitos sobre las personas con discapacidad y su sexualidad:
-Son asexuales
-Son niños eternos y siempre van a depender de alguien
-Que su pareja también tiene que tener discapacidad
-Las personas con discapacidad no son deseadas
-Nunca serán agredidos sexualmente
El terapeuta ocupacional es el encargado de evaluar la actividad sexual al ser esta una actividad básica de la vida diaria establecida en el Marco de Trabajo para la Práctica de Terapia Ocupacional, y que además impacta en el resultado de la satisfacción del individuo. Por ello es de suma importancia que el terapeuta ocupacional evalue las capacidades corporales para poder alcanzar las metas deseadas por el usuario y/o definir con que ayudas técnicas se podría facilitar su actividad sexual, así como plantear objetivos en relación con sus hábitos, roles y rutinas buscando la independencia y autonomía.
Para intervenir en la rehabilitación sexual debemos de tener en cuenta que:
-Tener ausencia de sensaciones no significa que la persona tenga ausencia de sentimientos.
-Tener discapacidad no quiere decir que exista ausencia de deseo
-No es necesario el coito para disfrutar de la sexualidad
-Tener disfunción sexual en los órganos sexuales pélvicos no es la perdida de la sexualidad.
La sexualidad es un aspecto que enriquece la vida y la felicidad esta no solo está presente a nivel físico, sino que también proviene del interior y la capacidad de sobreponerse a las limitaciones.
La respuesta sexual humana es la capacidad y forma de responder a los estímulos eróticos, la cual está integrada por cuatro fases:
-Excitación: Puede durar minutos o horas esto dependerá de la intensidad del estímulo: el principal cambio es la erección del pene y la lubricación vaginal.
-Meseta: Esta fase es de corta duración y existe una excitación intensa.
-Orgasmo:Existe una fuga de conciencia y puede durar de 3 a 5 segundos, es una liberación de toda la tensión sexual.
-Resolución: El organismo y los órganos sexuales pélvicos regresan paulativamente a su estado inicial.
Es importante mencionar que las disfunciones sexuales también están presentes en las personas con discapacidad, por lo tanto, al enfrentarse a ellas en momentos de gran emoción o pasión pueden existir movimientos involuntarios, un vaciamiento de vejiga, disfunción eréctil o el hecho de no poder responder a lo esperado; provocando así una sobrecarga de ansiedad y negación a tener una experiencia sexual.
Por tanto, se puede concluir que la intervención del terapeuta ocupacional en el ámbito de sexualidad es fundamental, por lo que urgen opciones y alternativas de rehabilitación sexual formales e institucionales que ofrezcan una mejor calidad de vida a las personas con discapacidad y sus parejas.
Rodarte Torices I. Garcia Avila G. Orientación y consejería en sexualidad para personas con discapacidad. 1ed.México: Trillas; 2006.
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